|
3. INSTALACIONES
3.1 Instalación de gases a presión
En el laboratorio es muy
habitual utilizar gases a presión suministrados a través de una instalación
fija o directamente de botellas. En ambos casos es fundamental observar ciertas
precauciones y disponer de un procedimiento de trabajo.
Tipos de gases más utilizados en laboratorios
-
Gases inflamables: hidrógeno, etileno, metano, ciclopropano,
licuados del petróleo, monóxido de carbono
-
Gases tóxicos: amoníaco, monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno,
dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno
-
Gases corrosivos: cloro, cloruro de hidrógeno, flúor, fluoruro
de hidrógeno, bromuro de hidrógeno
-
Gases oxidantes: oxígeno, flúor, óxido de dinitrógeno, aire
-
Gases autoinflamables: diborano,
fosfina, seleniuro de hidrógeno,
trimetilamina
-
Gases criogénicos: oxígeno líquido, nitrógeno líquido, argón
líquido, helio líquido y anhídrido carbónico líquido
-
Gases inertes: argón, helio, nitrógeno, anhídrido carbónico,
algunos halones y freones
Estos gases pueden
suministrarse:
-
Comprimidos: aire, argón, etileno, helio, hidrógeno, criptón,
metano, monóxido de carbono, monóxido de nitrógeno, neón, nitrógeno, oxígeno,
xenón
-
Licuados: amoníaco, butano, cloro, cloruro de hidrógeno,
diborano, dióxido de nitrógeno, etano, fosfina, sulfuro de hidrógeno
-
Disueltos: acetileno. Éste es un gas que se utiliza como
combustible. Si se comprime o licúa puro se polimeriza en un proceso altamente
exotérmico, que da lugar a la explosión de la botella que lo contiene. Por
ello se suministra disuelto en acetona embebida en un material poroso que impide
la propagación de la reacción.
Las situaciones de
riesgo que se pueden dar cuando se trabaja con gases a presión, disueltos o
licuados son:
-
Caída de la botella
-
Fugas de la instalación
-
Intoxicaciones en caso de escape de un gas tóxico, irritante o
corrosivo
-
Fuga de un gas explosivo
-
Fuga de un gas inerte, que puede provocar una asfixia por
desplazamiento del oxígeno del aire
-
Fugas en botellas de gases combustibles o inflamables. Incendio en
la boca de la botella
-
Calentamiento espontáneo de una botella de acetileno
Botellas de gases
Una botella se compone
de cuerpo, la válvula y la caperuza. Las botellas se identifican mediante
marcas en la ojiva y los colores del cuerpo, ojiva y franja.
Los
colores distintivos del cuerpo son:
Rojo
|
Gases combustibles
|
Amarillo
|
Corrosivos
|
Naranja
|
Propano o butano
|
Verde
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Tóxicos
|
Negro
|
Gases oxidantes o inertes
|
Gris plateado
|
Mezcla gases para calibración
|
Las mezclas de gases
deben llevar escrita la palabra MEZCLA, junto con las fórmulas de los gases
mayoritarios. En estas botellas el cuerpo será del color del componente
mayoritario y la franja en forma de cuarterones con los colores de los gases
componentes. Los gases corrosivos o tóxicos deben llevar escritas estas
palabras.
Ubicación de las botellas de gases
Las botellas de gases a
presión que se utilizan habitualmente, por ejemplo para cromatografía de gases
o espectrometría de absorción atómica, no deben situarse en el interior del
laboratorio. En el laboratorio sólo pueden tenerse botellas de gases para
trabajos esporádicos, y en al caso de gases tóxicos las botellas deben ser de
dimensiones reducidas para que puedan utilizarse dentro de las vitrinas. Así
pues, las botellas deben estar situadas en un local independiente,
preferiblemente separado del edificio (caseta de gases). Este local no puede ser
subterráneo, y en sus proximidades no habrá recintos subterráneos o sótanos.
Deberá estar alejado de lugares de
paso de vehículos. La construcción será de hormigón, muros de ladrillo y
armaduras metálicas cubiertas por mallas metálicas que mantengan su
estabilidad mecánica y sean estancas al paso de las llamas en caso de incendio,
al menos 1 hora (RF-60). Las botellas deben estar lejos de focos caloríficos y
no deben permanecer al sol.
Encima de cada botella
debe colocarse un cartel con el nombre del gas. Los gases combustibles estarán
separados de los comburentes por un tabique de hormigón. Si en la caseta se
almacena acetileno, estas botellas deben estar separadas por medio de un tabique
de botellas que contengan cloro, aire u óxido de dinitrógeno.
La caseta debe estar
dotada de huecos de ventilación de superficie mínima 1/10 de la superficie del
suelo. La instalación eléctrica será de seguridad aumentada, con envolvente
antideflagrante para interruptores y enchufes. En el exterior, o en el interior
de la caseta o local se dispondrán extintores y se señalizarán los riesgos
del recinto. El recinto estará cerrado y sólo podrá acceder a él personal
autorizado. Se debe tener un registro de las botellas que se encuentran en su
interior y los riesgos específicos de cada gas (fichas de datos de seguridad),
así como los procedimientos de manipulación y actuación en caso de
emergencia. La caseta no deberá utilizarse como almacén de otros productos.
Manipulación de las botellas de gases.
-
Las botellas no deben ser nunca repintadas por el usuario
-
No deben quitarse las marcas, señales o etiquetas
-
No se debe trasvasar el contenido de unas botellas a otras
-
Las botellas no deben ser transportadas rodándolas o arrastrándolas,
sino mediante una carretilla. Durante el transporte deben tener la llave cerrada
y la caperuza puesta
-
Las botellas deben almacenarse en posición vertical y estar
fijadas a la pared por medio de una abrazadera para evitar su caída. Las
botellas que no estén en servicio deben tener la caperuza colocada y la válvula
cerrada. La caperuza se retirará cuando la botella ya esté fijada. El capuchón
fijo tipo tulipa no deberá quitarse, para evitar que en caso de que una botella
cayese, la llave pueda golpearse y romperse, saliendo la llave y la botella a
gran velocidad.
-
No deben almacenarse botellas vacías en los laboratorios, sobre
todo sin estar hechas firmes a la pared.
3.2 Ventilación
La exposición a productos
químicos, cancerígenos o biológicos supone riesgos para la salud de las
personas que trabajan en un laboratorio. La magnitud de este riesgo, sobre todo
en el caso de productos químicos, depende esencialmente de la concentración
media del contaminante y del tiempo de exposición al mismo.
El ambiente del laboratorio
exige una ventilación adecuada del recinto, por dos motivos: la renovación y
climatización del aire y la retirada de contaminantes. Por ello, el proyecto de
acondicionamiento ambiental de laboratorios debe considerar ciertas diferencias
con respecto a las necesidades de otros locales de trabajo (oficinas, despachos,
etc.)
La ventilación natural
plantea serios inconvenientes para el buen funcionamiento del laboratorio, como
son las corrientes de aire, que apagan las llamas de los mecheros, provocan
golpes de puertas y ventanas, evaporaciones inconvenientes o la incapacidad de
mantener unas situaciones termohigrométricas adecuadas.
El sistema de
acondicionamiento de aire debe ser capaz de disipar la energía liberada por los
distintos focos de calor que hay en los laboratorios: estufas, mecheros,
motores, etc., mantener un clima adecuado en cada área del laboratorio y
compensar con aire limpio y tratado todo el volumen retirado por los sistemas
extractores. Además, el sistema de extracción debe ser capaz de captar los
contaminantes liberados por un foco contaminante antes de que se dispersen por
el ambiente.
Ambos aspectos, renovación/
climatización y control de contaminantes, se relacionan entre sí, puesto que
la retirada de volúmenes de aire es un factor común para las dos actuaciones,
pero hay que resaltar que los objetivos son diferentes. Es un error
muy extendido considerar que con una renovación de aire se consigue el control
de contaminantes químicos. Las exigencias en cuanto a climatización y control
de contaminación son diferentes en las distintas áreas de un laboratorio: sala
de balanzas, almacén, sala de estufas, etc. Así pues, las especificaciones del
proyecto de acondicionamiento de aire y del sistema de extracción para el
control de contaminantes en laboratorios requiere el conocimiento de las
características propias del laboratorio y sus actividades. Entre estas características
específicas de los laboratorios se puede destacar:
-
Nivel de ocupación de personal
-
Elevado número de equipos generadores de calor
-
Algunos equipos generan más calor latente que sensible
-
Bajo índice de utilización simultánea de los equipos
-
Elevado volumen de aire evacuado por las extracciones localizadas
-
Áreas en las que debe limitarse el movimiento de aire
-
Posible existencia de zonas limpias
-
Zonas de diferentes exigencias
3.3 Renovación- Climatización
La función principal del
sistema acondicionador (renovación- climatización) es crear un clima interior
artificial confortable (confort termohigrométrico) o en algunas situaciones por
requerimiento del proceso, unas determinadas condiciones de humedad y
temperatura.
En la mayoría de los casos
el sistema de acondicionamiento del aire es o se diseña común a todo el
edificio donde generalmente se desarrollan otras actividades aparte de las de
laboratorio. Se ignoran aspectos como propagación de un posible incendio o el
reparto de la contaminación química residual del laboratorio.
El aire de
acondicionamiento de un laboratorio no
debe ser reciclado, pues podrían contaminarse otras áreas del edificio o
favorecería la existencia de contaminación residual (el laboratorio permanece
continuamente impregnado de un olor característico). Así pues, al diseñar un
sistema de acondicionamiento para un laboratorio, éste debería ser independiente
y exclusivo.
Como los requerimientos de
acondicionamiento de aire son diferentes en cada zona del laboratorio, son
necesarias varias unidades climatizadoras independientes, de modo que entren en
funcionamiento a demanda. En este sentido, la sectorización de cada laboratorio
es muy recomendable pues reduce los costes de tratamiento o acondicionamiento de
aire, y es fundamental para la protección y extinción de incendios.
Hay que recordar que en
algunas situaciones los laboratorios requieren que el sistema de ventilación
genere presión negativa (depresión) dentro del laboratorio, de manera que se
establezcan corrientes de aire desde el pasillo hasta la zona de trabajo del
laboratorio, para evitar la salida de contaminantes. Una excepción son las
zonas asépticas, que deben tener una presión ligeramente mayor respecto al
espacio circundante.
El volumen de renovación
se tendrá que estimar en función del volumen de aire que los sistemas
extractores (vitrinas, campanas) van a evacuar al exterior, del tipo de
contaminantes que se prevén manipular, del número de personas y del número y
grado de simultaneidad de los focos de calor (baños calientes, motores,
estufas, mecheros, etc.). Se recomiendan renovaciones de aire de 25 a 35 m3
por persona y hora en los laboratorios de tipo medio. La OMS, en su manual de
bioseguridad, recomienda, en laboratorios donde se manipule material biológico,
trabajar en depresión y una renovación de aire de 60 m3 por persona
y hora.
La situación de las
entradas de aire y los retornos debe ser tal que el barrido sea efectivo,
recordando que no se sitúen cerca de vitrinas, rendijas o campanas. El personal
no debe anular o tapar una entrada o salida del aire, ya que descompensaría el
sistema. La capacidad extractora debe ser ligeramente superior a la impulsora,
de modo que el laboratorio se encuentre en depresión con respecto a otras áreas.
Ambos sistemas, impulsión y retorno, deben trabajar simultáneamente, disponiéndose
de un sistema de alarma que avise en caso de fallo de uno de los sistemas. Debe
evitarse que los dardos de aire afecten directamente a las mesas de trabajo,
balanzas, fotómetros de llama, mecheros, etc., pues estas corrientes de aire
pueden facilitar la dispersión de contaminantes o dificultar el trabajo de
algunos aparatos.
El aire captado del
exterior debe ser filtrado; en algunos casos se requiere de ciertas calidades en
el aire de entrada, cosa que se consigue disponiendo de filtros especiales según
la calidad deseada.
Es importante que las
expulsiones de aire al exterior se localicen de forma que no pueda ser posible
su reingreso a través de ventanas o a través de las bocas de captación. La
recomendación general es que las bocas de descarga deben situarse 3 metros por
encima del nivel de la azotea del edificio, teniendo en cuenta los vientos
dominantes y la altura de los edificios colindantes. El aire extraído de zonas
de los laboratorios en las que haya materiales radioactivos o infecciosos se
debe filtrar antes de ser lanzado a la atmósfera mediante filtros de alta
eficacia.
3.4 Control contaminación ambiental
Básicamente existen dos
sistemas:
Ventilación por dilución: tiene como objetivo reducir el nivel
de contaminación a base de circulaciones y extracciones de aire. Sólo podría
utilizarse si en el laboratorio se manipulasen sustancias de muy baja toxicidad,
no hubiese productos inflamables o explosivos, no existiera contaminación por
polvo, la cantidad de contaminante fuese muy discreta y relativamente uniforme y
el personal se encontrase alejado de los focos de emisión, se asuma cierta
contaminación residual y los gastos de acondicionar el gran caudal de aire
necesario. De todo esto se concluye que este sistema
no es adecuado para laboratorios.
Sistemas de extracción localizada: tienen como objetivo captar el
contaminante en la vecindad inmediata del foco contaminante, para evitar que se
difunda a otras áreas del laboratorio. Algunos de estos sistemas son: vitrinas
de gases, cabinas de seguridad biológica, campanas. Son imprescindibles en
cualquier laboratorio pues generalmente se manejan productos tóxicos,
inflamables y el personal está cerca de los focos generadores de contaminación.
Se ha de precisar que
situar extractores libres en un laboratorio como método de control de la
contaminación no tiene sentido en un laboratorio con un sistema de
acondicionamiento de aire, puesto que la renovación la realiza éste y el
efecto descontaminante de los extractores es nulo. Éstos sólo descompensarán
el sistema acondicionador y aumentarán sus pérdidas. Debe insistirse en la
necesidad de controlar la contaminación ambiental mediante extracciones
localizadas y no utilizar equipos extractores libremente instalados.
Extracción localizada: los sistemas de extracción localizada están
indicados para el control de contaminantes en laboratorios porque:
-
Captan el contaminante antes de que éste llegue a afectar al
ambiente de trabajo
-
Pueden diseñarse en función de las necesidades de cada actividad
-
Alteran en menor medida las condiciones termohigrométricas del
laboratorio que la ventilación general pues trabajan con caudales menores
Básicamente existen dos
tipos de sistemas de extracción localizada:
-
Vitrinas:
son cerramientos a los que se les aplica un sistema de extracción
localizada (ver apartado específico)
-
Campanas,
rendijas y plenums: es la aplicación directa de la extracción localizada
al foco contaminante
3.5 Iluminación
La iluminación del
laboratorio debe ser acorde con la exigencia visual de los trabajos que en él
que se vayan a realizar. El nivel de iluminación recomendado para el trabajo en
laboratorios es de 500 lux para las luminarias generales, aunque puede llegar a
requerirse 1000 lux en puestos en los que es necesaria una iluminación más
puntual (RD 486/97 sobre lugares de trabajo).
Cada vez es más usual la
utilización en el laboratorio de pantallas de visualización de datos (PVD). Éstas
deben situarse lo más alejadas posible de fuentes de luz diurna, y nunca frente
o contra ventanas.
3.6 Ruido
Las fuentes de ruido en el
laboratorio pueden provenir:
-
De los diferentes equipos que se utilizan en los laboratorios:
agitadores, centrífugas, autoclaves, cromatógrafo de gases, etc.
-
De los sistemas de acondicionamiento o extracción de aire
En los laboratorios,
generalmente, el nivel de ruido diario equivalente del puesto de trabajo es
inferior a 80 dB(A). Pero hay que resaltar que niveles de ruido de menor
intensidad pueden interferir alterando la capacidad de concentración necesaria
para la realización de actividades que requieren
concentración mental, gran minuciosidad o una atención auditiva,
pudiendo provocar estrés, disminución del grado de atención, aumento del
tiempo de reacción, con lo que se favorece el aumento de errores y por
consiguiente, de posibles accidentes. El trabajo en laboratorios requiere, por
lo tanto, los niveles menores posibles de ruido. Para ello es necesario un
eficaz mantenimiento preventivo de los equipos que generan ruido; los equipos o
máquinas deben estar bien colocados o anclados en el suelo.
Especial cuidado hay que
tener en la elección de aislantes acústicos para paredes, cubiertas, etc. Son
adecuados materiales como la vermiculita, la perlita expandida o la lana de
vidrio, pues además de ser buenos aislantes acústicos son incombustibles. En
el caso de los aparatos acondicionadores o de sistemas de renovación de aire,
el utilizar doble techo antiacústico puede ayudar a reducir el nivel de ruido
de estos equipos.
3.7
Instalación de agua
No debe haber ninguna
conexión entre las conducciones de agua destinada al laboratorio y las de agua
de bebida. El abastecimiento de agua potable al laboratorio estará protegido
contra el reflujo mediante un dispositivo antirretorno.
3.8 Instalación eléctrica
Básicamente los accidentes
e incidentes de tipo eléctrico tienen como causa inmediata el deficiente estado
de conservación o de diseño (protección) de la instalación, así como la
manipulación indebida en líneas.
Véase al respecto la
documentación asociada al curso sobre Riesgos Eléctricos Básicos.
3.9
Almacenamiento de productos
La problemática del
almacenamiento seguro de productos químicos debe abordarse con gran rigor tanto
si se trata de grandes instalaciones como si son pequeños locales, ya que le
peligro de accidentes es análogo es ambos casos. Es evidente que la magnitud de
las consecuencias potenciales que se podrían derivar de estos accidentes será
distinta según se trate de una u otra situación y esto dará lugar a la
aplicación de unas medidas preventivas añadidas cuando las circunstancias así
lo aconsejen.
Actuaciones básicas para un correcto almacenamiento.
Las actuaciones básicas
para conseguir un almacenamiento adecuado de los productos son:
La primera medida es una medida de prevención. Es
muy recomendable implantar un sistema ágil y flexible de gestión de stocks de
forma que el almacenamiento de productos químicos sea mínimo; con ello se
conseguirá que la carga térmica del almacenamiento sea mucho menor.
Evidentemente esta medida de organización del laboratorio exige un esfuerzo en
la planificación de forma que se garanticen las existencias e incrementa el
curso de pedidos y los trámites, pero con ello se consigue un almacenamiento más
seguro, en el que posiblemente se reduzcan gastos al no ser necesarias tantas
medidas de seguridad, además de que indirectamente se ayuda a la gestión de
residuos, pues hay un mayor control sobre los productos almacenados y es más fácil
que se caduquen ciertos reactivos.
La segunda actuación en
el almacenamiento, una vez que se ha reducido en lo posible los stocks, es la
separación entre productos incompatibles, así como el distanciamiento de los
productos sensibles al agua de posibles tomas o conducciones de ésta y de las
materias inflamables. En general, se recomienda la separación por familias de productos (afinidad química). Es decir,
la separación en el almacenamiento es una medida de prevención que pretende la
eliminación de los riesgos, teniendo en cuenta la reactividad entre las
diferentes sustancias que se van a almacenar. La colocación en estanterías se
efectuará de modo que cada peligrosidad de las consideradas “compatibles”,
ocupe una estantería en toda su carga vertical, se pretende con ello que la
posible caída y rotura de un envase, sólo afecte a otros productos de la misma
peligrosidad, o cuando menos no incompatibles.
La forma de disponer los
distintos productos en las baldas de su estanterías seguirá el siguiente
criterio: los envases pesados se colocarán en las baldas o estantes inferiores,
así como los ácidos y bases fuertes, que irán ocupando un nivel más bajo
cuanto mayor sea su agresividad.
La tercera medida de
prevención se refiere a ciertos productos que debido su actividad biológica o
características físico químicas deben estar aislados del resto. Deben ser
objeto de un almacenamiento especial
las sustancias cancerígenas, los venenos activos, las sustancias inflamables o
autoinflamables, los productos peroxidables, los susceptibles de polimerización,
los corrosivos, los pestilentes, etc.
Hay una serie de normas
generales que por su propio cumplimiento constituye un elemento de seguridad
intrínseca:
-
Una iluminación suficiente
-
Mantener despejados los accesos a extintores y bocas de incendio
-
No obstaculizar las salidas de emergencia
-
No dejar ocultos por bultos, apilamientos o estanterías, válvulas,
interruptores, cajas de fusibles, tomas de agua, señalización, equipos de
primeros auxilios, etc.
-
Disponer de pasillos suficientemente anchos
-
Mantener alto grado de orden y limpieza
-
Respetar la capacidad máxima de las estanterías
-
Comprobar la estabilidad de las pilas
-
No utilizar frigoríficos de uso doméstico para guardar productos
o soluciones de elevada presión de vapor
-
Se desecha siempre el contenido de recipientes que no estén
etiquetados
-
Se lee la información sobre manipulación y almacenaje de nuevos
productos o no habituales antes de proceder a su utilización (información
extraída de las fichas de datos de seguridad)
-
Nunca deben almacenarse productos químicos en el interior de
vitrinas de gases
-
Limitar al mínimo indispensable la ubicación de productos químicos
en estanterías sobre las mesas de trabajo
-
No deben guardarse reactivos y productos químicos en cajones
cerrados con llave
Instalaciones de almacenamiento para inflamables
Es recomendable que sean
metálicas y que se encuentren conectadas equipotencialmente a tierra. Es
recomendable que los estantes o baldas tengan una inclinación hacia su centro y
que en éste se disponga de una abertura, con lo que cualquier posible vertido
que provenga de uno de los estantes, se podrá recoger en el cubeto que se
disponga a nivel del suelo bajo la estantería.
La cantidad máxima de líquidos que puede
almacenarse permitida en un armario protegido es de 500 litros. Las cantidades máximas
permitidas dentro de un armario protegido son 100 litros para productos de clase
A, 250 litros para productos de clase B, 500 litros para productos de clase C o
suma de A, B y C, sin sobrepasar las cantidades de A y B antes mencionadas (Art.
4.1 APQ- 001)
Estos armarios protegidos deben llevar un letrero
en el que se indique el tipo de sustancia que contienen (“INFLAMABLES”), y
el correspondiente pictograma. Tendrán como mínimo una resistencia al fuego
RF-15. Dispondrán de baldas recoge- vertidos y de un cubeto inferior de 5 cm de
altura. Las patas serán regulables para poder nivelar el armario. Las puertas
tendrán 3 puntos de anclaje. Las uniones estarán selladas y las juntas
recubiertas con pintura intumiscente. Estarán conectados a tierra.
Para los líquidos de clase B, el armario estará
equipado con rejilla apagallamas con pintura intumiscente y estarán conectados
a tierra y para los de clase A deben disponer de ventilación al exterior.
Para almacenar productos inflamables que requieran
refrigeración deben utilizarse armarios frigoríficos diseñados para este
contenido, en los cuales toda la instalación (compresor, circuitería interior,
etc.) es antideflagrante. Estos armarios deben estar instalados en un local con
buena ventilación.
Según la MIE-APQ-001, son los recintos destinados
al almacenamiento de productos inflamables dentro de instalaciones industriales.
4. TRATAMIENTO Y ELIMINACIÓN DE RESIDUOS EN
LABORATORIOS
En los laboratorios se
manejan gran cantidad de productos químicos y se realizan diferentes
operaciones que a veces dan lugar a residuos, es decir, sustancias o preparados
que pueden presentar características de peligrosidad y cuya identificación o
almacenamientos inadecuados constituye un riesgo añadido a los propios de la
actividad del laboratorio.
Es necesario un control,
tratamiento y eliminación de los residuos generados en el laboratorio, pues con
ello se contribuye a la seguridad, la higiene, el orden y la limpieza, y el
cuidado del medio ambiente, receptor final de estos residuos.
La gestión de los residuos
en los laboratorios es una necesidad para mejorar la seguridad e higiene en el
trabajo y constituye una pieza fundamental en la aplicación de criterios de
calidad y gestión ambiental en el laboratorio, siendo también una de las
exigencias de aplicación de las buenas prácticas. Dentro de la UPV, la gestión
de los residuos de laboratorio viene siendo realizada por la Oficina Verde.
Otra situación generadora
de residuos son los casos de vertidos o derrames. Se han de prever las
actuaciones a seguir y los métodos a utilizar para controlar los derrames que
se puedan producir.
5. ACTUACIÓN EN CASO DE VERTIDOS O DERRAMES: PROCEDIMIENTOS
GENERALES
El plan de actuación estará
en función de la cantidad derramada, de las características del producto y del
lugar donde se haya producido. Es decir, son casos totalmente diferentes, por
ejemplo, un pequeño derrame en la mesa de trabajo de un gran derrame cuyas
consecuencias pueden afectar a todo el personal del laboratorio.
Cuando se produce algún
derrame o vertido de productos líquidos en el laboratorio debe actuarse con
rapidez para su neutralización, absorción y eliminación. La utilización de
equipos de protección individual y los distintos métodos de tratamiento se
llevarán a cabo en función de las características de peligrosidad del
producto vertido. Es necesario tener a mano las fichas de datos de seguridad de
todos los productos que se manejan en el laboratorio, de forma que sea fácil su
consulta.
Como recomendaciones
generales se aconseja:
-
Se debe actuar con rapidez pero sin precipitaciones, evacuando o
alejando al personal innecesario.
-
Establecer instrucciones detalladas al objeto de elegir el
procedimiento de tratamiento y eliminación de residuos y derrames adecuados.
Antes de emplear cualquier procedimiento para la eliminación de un derrame o
residuo hay que estar plenamente convencido de la seguridad del método y de que
no se pueden producir reacciones peligrosas o incompatibles, consultando las
fichas de seguridad del producto, leyendo atentamente las frases R y S, o
recurriendo a la bibliografía especializada en incompatibilidades entre
productos.
-
Utilización de guantes y delantal impermeables al producto, y
gafas de seguridad.
-
Los derrames de líquidos peligrosos no deben ser nunca absorbidos
con trapos, aunque se usen guantes. Es recomendable el uso de papel de rollo
absorbente, que permita, mediante el empleo de pinzas, la absorción de pequeños
derrames de solventes inflamables o líquidos tóxicos y trasladarlos al
interior de una vitrina para su evaporación.
-
Es necesario emplear otros sistemas de absorción que si es
posible ejerzan una acción neutralizadora. En el mercado se puede encontrar una
amplia gama de productos sólidos de pequeña granulometría destinados a
neutralizar, limpiar y eliminar residuos de derrames específicos tales como ácidos,
álcalis, disolventes, inflamables, cianuros o mercurio, entre otros.
-
También en el propio laboratorio se pueden preparar una serie de
materias o productos que pueden ser usados por su acción absorbente o
neutralizadora: vermiculita, arena seca, bicarbonato sódico u otros productos cáusticos
para neutralizar derrames ácidos.
-
Estos productos deben estar dispuestos en recipientes adecuados o
en paquetes situados en lugares fácilmente accesibles y cercanos a las zonas
donde previsiblemente puedan producirse derrames.
-
Nunca debe utilizarse serrín para absorber líquidos inflamables,
pues es un polvo combustible que solo aumentaría aún más la inflamabilidad
del conjunto.
-
Si se trata de un producto inflamable, córtese la llave general
de gas y ventílese el local.
-
En los derrames de líquidos inflamables es preciso, como primera
medida, evitar que se siga derramando más líquido y eliminar todos los
posibles focos de ignición existentes, y no crear nuevos, como por ejemplo
accionar interruptores de puesta en marcha de ventiladores en áreas
contaminadas. La mejor manera de apagar los focos de ignición eléctricos es
cortar el suministro energético a partir de los interruptores generales fuera
del laboratorio.
-
Nunca debe verterse a la red general de desagües sustancias
corrosivas como ácidos o bases sin neutralizar previamente, solventes o líquidos
inflamables insolubles en agua o productos que puedan reaccionar con el agua o
con el aire.
-
Las sustancias que puedan verterse por los desagües deben
neutralizarse antes y al efectuar el vertido, hacerlo con abundante agua.
-
No se deben abandonar al vertido de basuras habitual (papeleras y
contenedores) trapos, papeles de filtro u otras materias impregnadas o
impregnables.
-
Evitar guardar botellas destapadas.
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